Todos hemos oído hablar de la silla de pensar, lugar donde los padres mandan a sus hijos para que reflexionen sobre lo que han hecho mal, apartándoles de lo que estaban haciendo. Pero hay alternativas a este tiempo fuera tan utilizado.
Una de ellas consiste en aprovechar los momentos de emociones desagradables de nuestro hijo como el enfado la ira o la tristeza, para enseñarles a sentirlas y gestionarla. A este ejercicio se le llama tiempo dentro, en él, le pedimos al niño que observe su emoción y la permita, así fomentamos el desarrollo de la inteligencia emocional, de tal forma que estas emociones no le dominen en el futuro.